Por fin estoy en la ciudad perfecta para no recordarte, nadie me conoce, nadie me pregunta por ti, jamás vinimos a esta ciudad juntos. Ni siquiera hablamos nunca de venir aquí, y por supuesto... ya nunca vendremos juntos a esta ciudad.
Esta ciudad esta llena de puentes. De puentes y de Solariums que abren las veinticuatro horas del día. No me preguntes porque. No se quien demonios va a tomar el sol a las cuatro de la mañana, pero aquí es así.Budapest es algo caótica y solo se alimentan de sopas, pero no me importa. Lo de que sea caótica, claro. Lo de las sopas lo llevo fatal. Ya sabes como odio los líquidos calientes.
Poco a poco voy haciendo esfuerzos por orientarme y combinar los varios y enrevesados medios de transporte públicos (Metro, tranvía, autobús, Mini bus, y no se cuantos mas). Ya los he probado todos. Todos menos taxis. No quiero tomar taxis, odio los taxis de todas las ciudades, son o demasiado antipáticos o lo que es peor demasiado simpáticos y habladores.No quiero hablar con nadie. No quiero hablar de ti.
Mí tiempo libre lo dedico a vagar por los diversos mercadillos que hay aquí, sin la más mínima intención de comprar nada. Tan solo me dedico a observar la cantidad de cosas inútiles y viejas de las que están llenos. Me reconforta darme cuenta que no soy lo único inútil que hay en este mundo.Cuando los mercados cierran, suelo coger autobuses sin saber a donde van y mientras observo la ciudad por las ventanillas como si cada paisaje que dejo atrás fuesen viejos recuerdos a olvidar, espero a llegar a la última estación. Entonces allá donde sea; bajo y busco un bar.
Los bares son un sitio mucho mas propicio para olvidar que un autobus.
Hoy he encontrado un bar curioso, un lugar que conserva la estetica de cuando el comunismo reinaba este país.Una cueva oscura llena de símbolos decadentes. Justo el tipo de bar que prefiero.
Como imaginaba, es un local plenamente masculino, lleno de hombres calvos que parecen marineros recién desembarcados, lo cual en este país carente de mar, es cuando menos, sorprendente.
Como debe ser en un tugurio de estos, también parece que hay un par de prostitutas en busca de “marineros”.En Hungría la prostitución esta al orden del día. Vayas donde vayas encuentras mujeres de este tipo intentando sobrevivir con los pocos medios que tienen. Así que más de lo mismo aquí, no me sorprende ni lo más mínimo. Lo que si me sorprende es la oferta que una de ellas me hace en un mediocre ingles; Me dice que a cambio de unos pocos florines puede darme amor. Espero que me perdones pero, como imaginaras, he aceptado, ¡Estoy tan necesitado de ello!.
Me ha cogido de la mano y me ha llevado a un apartado donde me dado cuenta, como también habrás imaginado, que era mentira.Lo único que me ofrecía esta mujer, a cambio de mi dinero, era sexo. La mujer ha empezado a farfullar en húngaro cuando he declinado su oferta. Parecía indignadísima.No entiendo muy bien porque, ya que no le he pedido que me devuelva el dinero que la di por adelantado, y tampoco ella ha hecho ningún ademán de devolvérmelo.Mientras me alejo la sigo oyendo insultarme en húngaro. No la recrimino. Yo también me insulto. Soy un iluso que todavía me sigo dejando engañar por todo tipo de publicidad engañosa. Y también un cretino y un mojigato, porque ya que he pagado por unos servicios, podría haber hecho uso de ellos aunque no fuesen los esperados.
Al final me voy sin amor, célibe, y lo que es peor; No he podio beber ni un solo trago. Y eso hace justo el efecto contrario de lo que deseo; Eso hace que me acuerde aún más de ti.
En medio de todos esto pensamientos, no has dejado de aparecer…
Y me doy cuenta que en esta ciudad va a resultar tan difícil como en cualquier otra…el dejar de recordarte
Esta ciudad esta llena de puentes. De puentes y de Solariums que abren las veinticuatro horas del día. No me preguntes porque. No se quien demonios va a tomar el sol a las cuatro de la mañana, pero aquí es así.Budapest es algo caótica y solo se alimentan de sopas, pero no me importa. Lo de que sea caótica, claro. Lo de las sopas lo llevo fatal. Ya sabes como odio los líquidos calientes.
Poco a poco voy haciendo esfuerzos por orientarme y combinar los varios y enrevesados medios de transporte públicos (Metro, tranvía, autobús, Mini bus, y no se cuantos mas). Ya los he probado todos. Todos menos taxis. No quiero tomar taxis, odio los taxis de todas las ciudades, son o demasiado antipáticos o lo que es peor demasiado simpáticos y habladores.No quiero hablar con nadie. No quiero hablar de ti.
Mí tiempo libre lo dedico a vagar por los diversos mercadillos que hay aquí, sin la más mínima intención de comprar nada. Tan solo me dedico a observar la cantidad de cosas inútiles y viejas de las que están llenos. Me reconforta darme cuenta que no soy lo único inútil que hay en este mundo.Cuando los mercados cierran, suelo coger autobuses sin saber a donde van y mientras observo la ciudad por las ventanillas como si cada paisaje que dejo atrás fuesen viejos recuerdos a olvidar, espero a llegar a la última estación. Entonces allá donde sea; bajo y busco un bar.
Los bares son un sitio mucho mas propicio para olvidar que un autobus.
Hoy he encontrado un bar curioso, un lugar que conserva la estetica de cuando el comunismo reinaba este país.Una cueva oscura llena de símbolos decadentes. Justo el tipo de bar que prefiero.
Como imaginaba, es un local plenamente masculino, lleno de hombres calvos que parecen marineros recién desembarcados, lo cual en este país carente de mar, es cuando menos, sorprendente.
Como debe ser en un tugurio de estos, también parece que hay un par de prostitutas en busca de “marineros”.En Hungría la prostitución esta al orden del día. Vayas donde vayas encuentras mujeres de este tipo intentando sobrevivir con los pocos medios que tienen. Así que más de lo mismo aquí, no me sorprende ni lo más mínimo. Lo que si me sorprende es la oferta que una de ellas me hace en un mediocre ingles; Me dice que a cambio de unos pocos florines puede darme amor. Espero que me perdones pero, como imaginaras, he aceptado, ¡Estoy tan necesitado de ello!.
Me ha cogido de la mano y me ha llevado a un apartado donde me dado cuenta, como también habrás imaginado, que era mentira.Lo único que me ofrecía esta mujer, a cambio de mi dinero, era sexo. La mujer ha empezado a farfullar en húngaro cuando he declinado su oferta. Parecía indignadísima.No entiendo muy bien porque, ya que no le he pedido que me devuelva el dinero que la di por adelantado, y tampoco ella ha hecho ningún ademán de devolvérmelo.Mientras me alejo la sigo oyendo insultarme en húngaro. No la recrimino. Yo también me insulto. Soy un iluso que todavía me sigo dejando engañar por todo tipo de publicidad engañosa. Y también un cretino y un mojigato, porque ya que he pagado por unos servicios, podría haber hecho uso de ellos aunque no fuesen los esperados.
Al final me voy sin amor, célibe, y lo que es peor; No he podio beber ni un solo trago. Y eso hace justo el efecto contrario de lo que deseo; Eso hace que me acuerde aún más de ti.
En medio de todos esto pensamientos, no has dejado de aparecer…
Y me doy cuenta que en esta ciudad va a resultar tan difícil como en cualquier otra…el dejar de recordarte