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Tu lees porque piensas que te escribo... Eso es entendible. Yo escribo porque pienso que me lees... Y eso es algo terrible.

28 julio 2011

HISTORIAS QUE NUNCA...(9)

CUANDO COCINAS TODO ES DIFERENTE

Al llegar, la mesa esta ya puesta. Es una mesa de contrastes, manteles, platos y vasos a juego y en el centro el tosco rollo de  papel de cocina…Estética y practica unidos en un pequeño espacio donde apenas caben  cuatro platos.
Apareces en la cocina con el pelo recogido y gafas de ver. Enseguida pones esa música que tanto te anima,  te sirves una copa de vino y la apoyas en la encimera de la cocina. Miras alrededor con atención, como comprobando que todo esta en orden. Y luego, presionando ligeramente con tu dedo anular el centro de tus gafas para ajustarlas bien a tu cara... sonríes.
Entonces lo sé. Se que vas a empezar a cocinar, y el corazón, tontamente,  empieza a golpearme el pecho como un pájaro carpintero…Y  es que si hay algo con lo que disfruto, ese algo es...¡Verte cocinar!
Así dicha esta frase puede llamar a engaño y que alguien piense que es una frase machista… Pero la lucha de sexos nada tiene que ver con esto.
Son tus gestos y tus formas, es como juegas con todo lo que te rodea y como ironizas cualquier conversación que surja en ese periodo, es el ritual que empleas al hacer todo esto y como yo lo percibo, y no el hecho en sí, lo que me hipnotiza como a una polilla frente a una bombilla.
 
El color de tu cocina, la música que suena, el olor de los ingredientes,  tus movimientos entre los fogones, los sabores que adivino, consiguen que una sinestesia exagerada se apodere de mi.
Y en ese momento todo parece ralentizarse igual que en uno de esos documentales en los que se ven las alas de los colibrís. Aunque, seguramente,  sea yo quien lo imagina así para no perderme nada  de ese tiempo. Pero el caso es que cada detalle dura en mi más de lo normal y  los sentidos se  entremezclan unos con otros; Los olores se elevan como esferas de colores, y alguna especia como el curry no es solo amarilla si no que al alacanzar la altura adecuada, estalla como un  fuego de artificio multicolor haciendo empalidecer el verde chillón de tu cocina.  Puedo saborear claramente el dulce sonido de tu risa en mi boca. Soy capaz de sentir en mi piel cada uno de tus movimientos como si fueras a mí a quien manipularas para cocinar. Y cada sabor, que me das a probar, se deja escuchar como si fueran distintas notas músicales de una composición.

No todo son gratas sensaciones, no creas, ya que también me invaden otras no tan buenas; Como la angustia de ver tus delgados dedos tan cerca del cuchillo que utilizas para cortar los vegetales, que en mi afán de protegerte quiero acercarme a impedírtelo, pero afortunadamente antes de que haga el ridículo intentándolo, veo con alivio el hecho de que, tus hábiles dedos han salido indemnes de ese trance, y mientras, ya aliviado, intento volver a mi estado sinestesico no puedo evitar sentir una profunda envidia de la cuchara de madera  que acercas a tus labios para comprobar el punto de sal.
Pero aun  así, también estas sensaciones merecen la pena, porque en cierto momento te das cuenta de cómo te observo, absorto (seguramente con cara de pajaro bobo), ajeno a cualquier cosa que no seas tu. Entonces, entonces me miras de reojo y sonríes... Sonríes como si yo significara algo. Y pienso que en este momento no querría estar en ninguna otra parte del mundo, más que aquí, viéndote cocinar. Quizás suene poco ambicioso, pero me conformo. Y me siento afortunado por tenerte,  aunque sea solo un poco.  Aunque esta ilusión no dure más…. que lo que tardas en cocinar.

By:
Nene

17 julio 2011

CARTAS QUE NUNCA...(12)

Es imposible saber cuánto tiempo ha pasado. O quizás, no. Quizás tan solo es que no quiero saberlo.
El tiempo está congelado en mi cabeza, como en una de esas bolas de cristal con nieve. Una de esas bolas, que basta con agitarlas un poco  para que vuelva a nevar… Y en mi caso, para que vuelva a recordar. Recordar cada una de tus sonrisas perfectas, el destello de tus infantiles ojos, el tobogán de tu nariz, el largo exacto de las ondas de tu pelo, cada gesto que hiciste por simple que fuera, cada palabra que dijiste por trivial que te pareciera…Todo, todo sigue igual en mi cabeza, como si fuera  el paisaje de esa misma bola de cristal.
Y esta ciudad y el saber que ahora te encuentras en ella, agita mi cabeza como si dos manos curiosas de niño gigante la movieran.

No es la primera vez que paseo por Barcelona, pero esta vez  todo me resulta extraño; al contrario que en mi cabeza  parece que nada sigue igual. Tengo la  impresión de estar en un país que no es el mio, no es solo el  escuchar otra lengua distintita a la mía, es algo más…La sensación que me invade es la de estar muy, muy lejos de casa y que en vez de ser verano como en el resto del país, aquí en cambio se cierna el otoño.
No quiero decir con esto que ya no me guste,  tan solo que la encuentro diferente.
Las calles me parecen raras, más anchas, como si en este tiempo las hubiesen estirado.  A pesar de lo fácil  que debería ser orientarse y lo cuadriculada que siempre ha sido, y sigue siendo esta ciudad, no paro de perderme.
Los comercios, no son como los recordaba, ahora parecen más minimalistas y exclusivos, es como si en cada estante que antes cabían cuatro o cinco cosas, ahora hubiera solo una, pero hubieran conservado el precio de las cinco que había.
Todos los restaurantes a los que entro están regentados por asiáticos. Las Ramblas están llenas de figuras dantescas inmóviles pidiendo tu dinero y no paro de cruzarme con turistas de cámara en mano…
Ahora entiendo, no sin algo de ira y frustración, que llamen a esta ciudad; “La ciudad de las mil caras”. Calle a calle, plaza a plaza, rincón a rincón… ¡Todo me resulta diferente!

En mi intento de encontrar algo que sea tal como lo recuerdo, he decidido recorrer los monumentos y espacios caracteristicos, que deberían seguir impertérritos ante el paso del tiempo, pero ni siquiera en ellos encuentro la familiardad deseada.
El Parque Well no tiene ya ese vivo color de tus mejillas.  El Laberinto de la Horta se me antoja mucho más intrincado  y me da por pensar que si estuvieras en el otro extremo me sería imposible llegar hasta ti. La plaza de San Felipe Neri  ya no conserva ese olor que yo creía tan parecido a tu perfume y al intentar abrazar las formas de la Sagrada Familia como si fueran las tuyas, me he encontrado con un montón de andamios…
Dice José Luis Caballero, en uno de sus libros, que Barcelona es una ciudad que ha sido capaz de reinventarse una y otra vez.  Quizás  esto a muchos les fascine… Pero yo, hoy, no puedo hacer más que maldecir esa magia.

Mientras pienso en todo esto, he llegado sin darme cuenta, al paseo del Borne, y no sé porque, me da por pensar que quizás estés por aquí. Claro que, aunque así fuera, de ninguna manera haría nada por verte.  No quiero correr el riesgo de que al igual que esta ciudad, también ...estés diferente.

12 julio 2011

HISTORIAS QUE NUNCA...(8)

¡NO SEAS CURSI, POR FAVOR!

¡No, de verdad! Yo no me considero un hombre chapado a la antigua,ni añoro tiempos pasados y siempre fui mas practico que romántico. Nunca escribí en prosa, ni mandé rosas, siempre mantuve en mi manga un as y de mi boca no se oyó jamás, un "Voy a tomar este riesgo, así...sin más".
Así que de verdad entiendo que pueda resultarle poco "normal" y cursi esta petición.
Pero con la experiencia me voy dando cuenta que los aciertos son menores a la suma de los errores cometidos, y me da por pensar que quizás debiera buscar dos o tres rimas fáciles de encajar y tratarla de usted, para que así suene que vuelvo un poco atrás...
En mi petición, en realidad no hay más intención que pedirle permiso para construir una ficción. Ya que mi deseo es simplemente que me conceda permiso, para cortejarla porque si. Sin necesidad de ponerla un piso
Pero, por favor, no se me asuste. Ya que con esto de “por qué si”, quiero decir; que no busco el propósito final del enamoramiento, o el acercamiento físico. Este cortejo no tiene mas objeto que el del cortejo en sí mismo.
No se equivoque, no es que no la encuentre atractiva, o que usted no merezca la pena en cualquier otro sentido, pero es que mi fin es mucho más platónico…
Imagino que le sobran moscones y seguidores… Pero yo no pretendo importunarla demasiado, ni espantarle admiradores que si que quiera tener cerca, y ni mucho menos, aparecer de improviso en sus reuniones… Sería tan solo un puñado de cartas, algún regalo ocasional, algún detalle original, pero espero que nada que pueda molestarla o empalagarla.
Se lo utópico que esto le puede resultar, en parte por carecer de sentido cortejar sin la intención de amar, y en parte por todo lo que nos separa a usted y a mí: Apenas dos palabras intercambiadas por casualidad, un océano de por medio, la distancia de dos décadas de experiencias y seguramente un sin fin de sueños diferentes…
Por no hablar que de seguro yo no correspondo a lo que usted espera físicamente. Pero a esto sí le puedo dar una solución: Ya que yo no espero nada, le doy el permiso (si es que lo necesitara) para poner mis palabras en la voz de otro, y mis gestos en la mente de un quizás hombre más apuesto, más joven, o más brillante… O simplemente alguien más cercano con el que usted alguna vez haya soñado. Así, quizá imaginándose que el cortejo viene de otro más afín a su ideal, su sonrisa aparezca con más facilidad y con ello, a la par, mi felicidad. ¡Hay que ver! Resulta que ahora voy a descubrir que quizás tenga alma de Cyrano.
Pero esta, no es una petición carente de todo tipo de interés, ya que tiene como razón saber y sentir que usted recibe con agrado mis atenciones, que suspira (aunque sea ligeramente) ante mis cartas, que sonríe ante mis detalles y atenciones. Mi voluntad es saber que usted puede recibir lo que uno es capaz de dar, y que lo que le doy, va a ser recibido con la misma sonrisa que si se viese a un ser querido al final del andén.
En definitiva, sería tan atractivo experimentar el poder comprometer su ánimo, y llegar alguna vez a algo tan sublime como conseguir transformar uno de esos dias, en que usted se levanta con mal pie, en un dia feliz donde solo le apetezca sonreir.
Así que por favor no acepte mi propuesta si no es así, ya que aunque el motivo no es ser correspondido, si lo es el sentir que usted puede y quiere recibir pequeñas satisfacciones inesperadas, como una carta con el remite "un admirador", la alegría de una invitación, un regalo sin motivo alguno o la mera sonrisa de un extraño.
Encontraría tan placentero el tener su permiso para cortejarla en estos tiempos tan poco dado para ello, eso me haría pensar que usted confía en mí y en mis sanas intenciones, y podríamos volver juntos a los viejos tiempos cuando ni siquiera existía el fax, el tiempo era requisito imprescindible para conocerse y cortejarse, las cartas llegaban en sobre y las rosas no estaban pasadas de moda. Esos tiempos en que uno luchaba, con constancia, por lo que de verdad merecía la pena y las sorpresas más agradables esperaban tras una esquina, en forma de sonrisa, esperando que el otro se decidiera a pasar.
Como le decía (aunque pueda no parecerlo ahora), no le haga caso a mi forma de hablar, yo siempre he sido un hombre más práctico que romántico. Pero es que son tantas las cosas que nos separan y nos diferencian a usted y a mí, serian tantas las dificultades a superar… ¡Que dan verdaderas ganas de intentarlo!

By:
Nene