LINA
Lina mira a través del cristal de la cafetería donde suele pasar
las tardes. Desde donde está sentada
puede ver la terraza, está intentando escribir algo en su ordenador, pero hoy las distracciones no la dejan concentrarse: Gente que pasa, un mensaje que aparece en su teléfono. Una sonrisa cómplice asoma a su rostro. Bebe de su cerveza. Ya responderá luego. Comprueba la hora. Mordisquea ligeramente sus dedos. Navega sin rumbo por internet. Un
sorbo más a su cerveza…
Lina no suele distraerse fácilmente cuando se ocupa de una
tarea, de hecho suele ser algo obsesiva e
impaciente con sus pasiones. A veces se siente como una montaña a la que el
tiempo y su paso apenas pueden afectar. Y con esa creencia, se pone a escribir,
correr, tocar la guitarra, o a cualquier
otra cosa que le apasione, dejando que
se le escurran las horas como arena entre las manos. Igual por eso mismo le cuesta empezar las cosas, por el
hecho de que una vez empezadas su determinación no le permite dejarlas hasta
que estén terminadas. Pero hoy no, hoy simplemente, no consigue concentrarse.
Demasiado lejos de casa, demasiado
tiempo sin sus rutinas. Demasiados "demasiado".
En su vaso apenas queda cerveza. El camarero interrumpe sus pensamientos preguntandole si necesita algo
más. Lina sonríe: “No gracias". A pesar
de la facilidad con que deja ver su amplia sonrisa, lo cual demuestra su clara
su empatía con los demás y su naturaleza extrovertida, Lina es algo desconfiada
y en realidad algo tímida, duda de
muchas cosas, necesita estar a salvo en su entorno para encontrarse tranquila y
poder hacer las cosas como a ella le gustan.
Lina no solo tiene una amplia sonrisa, tiene además ojos
inquietos e inteligentes y una serie de rasgos afilados que la hacen sumamente
atractiva a la vista. No tiene esa belleza simétrica típica de las muñecas de
porcelana, sino más bien ese atractivo oscuro que poseen las mujeres fatales.
Quizás sea algo frágil por dentro, pero exteriormente no parece que nada
pueda dañarla.
Lina ya no es una niña, piensa, actúa y se mueve como una
mujer. Puede mirarte a los ojos y decirte, por duro que sea, lo que piensa sin
pestañear. Pero ahora, frente al ordenador, duda como lo haría una niña frente a un carrito
de helados repleto de diferentes sabores.
Ha pensado algo y lo ha escrito rápidamente, pero al ver el resultado se da cuenta que existen bastantes diferencias entre lo que cree que piensa, lo que realmente piensa y lo que dice que piensa... Así que mejor lo borra.
Ha pensado algo y lo ha escrito rápidamente, pero al ver el resultado se da cuenta que existen bastantes diferencias entre lo que cree que piensa, lo que realmente piensa y lo que dice que piensa... Así que mejor lo borra.
A Lina, además de muchas otras cosas, le interesa
mucho la psicología. Puede que porque crea que así podrá comprenderse mejor a
sí misma, ya que muchas veces tiene la impresión de no entenderse nada. A veces tan impulsiva otras tan reflexiva. Tan
abierta y tan cerrada al mismo tiempo. Valiente y desconfiada, romántica y desapegada,
neurótica y calmada… Esa suma de pequeñas contradicciones sumadas a algunos
pensamientos fuera de lugar, ha hecho que en ciertos malos momentos, haya
llegado incluso a fantasear con la idea de llegar a perder la cabeza por
completo. De hecho si por alguna razón
pasa por delante de una clínica psiquiátrica, cambia de acera rápidamente como si tuviera el temor de que alguien
pudiera salir de la puerta principal y encerrarla tras ella.
Lina está llena de
sueños, es inteligente, creativa, honesta y tiene firmes principios. Cree conocer
bien sus puntos débiles pero no puede evitar dudar de los fuertes y a menudo práctica la sinceridad con todos,
menos consigo misma. Le gusta el Rock y la literatura, los contrastes y los extremos, aún no sabe bien lo que quiere, pero tiene claro lo
que no quiere que haya en su vida. Lina es claramente camaleónica, no es que se camufle con el ambiente, no, si no que hay unos días que parece una persona y otros días en los que costaría mucho reconocer en ella a esa persona.
Lina no es nada fácil, pero no hay duda de que vale la pena.
En realidad Lina no existe, bueno no sé si existe, quizás
sí, quizás exista en algún lado y yo no lo sepa, pero desde luego no existe en
mi vida. Lina, es tan solo, lo que me gustaría poder ver si un día mirara al otro
lado del cristal de la cafetería, desde esta terraza donde hoy escribo esto.
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NeNe