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Tu lees porque piensas que te escribo... Eso es entendible. Yo escribo porque pienso que me lees... Y eso es algo terrible.

01 octubre 2009

CARTAS QUE NUNCA...(10)


Hoy me siento especialmente rodeado de ausencias. Como si tuviera toda la arena y todos los horizontes vacíos del maldito desierto dentro de mi.
No sé el nombre de esta ciudad. Ni el del bar en el que estoy. Y esta carta que escribo ni siquiera es para ti.
Esto esta lleno de gente, todo el mundo habla, parece ser que todos tienen algo que decir menos yo.
Junto a la máquina de discos una niña rubia y delgada, de unos dieciséis años, me mira con cara inocente. Pero sus ojos la delatan. Cuando se da cuenta que no me engaña; sonríe, echa una moneda en la maquina y se pone a bailar de forma extrañamente sensual para una niña de su edad.
El gordo que esta a mi lado no deja de observarla. Y echa miradas cómplices a sus amigos.
Doy la vuelta al taburete y paso del espectáculo. El camarero me mira inquisitivo, pero no me pregunta que quiero beber. Así que tomo la iniciativa y le digo “dame lo que sea menos cerveza”. No quiero beber lo mismo que estos tipos. Sorprendentemente el camarero acierta y me trae una botella de Jack Daniel´s. Quien sabe, quizá ya he estado alguna vez aquí. No hay forma de saberlo.
La niña debe estar intentando atraer mi atención porque cada vez siento más agitación detrás de mí. No me preocupa, no es la primera vez que me la encuentro, y sé que sabe como manejar los problemas. Sobretodo los que ella misma crea.
¿Que demonios querrá esta chica? Que no para de regalarme variaciones del mismo numerito allá donde vaya en esta ciudad.
Tengo curiosidad, pero no la bastante como para acercarme a ella a preguntarle. Aun conservo algo de mi instinto de supervivencia. Y además, por alguna razón ya sé como va a acabar todo esto. Lo que no consigo entender es porque empieza.
Me dan ganas de salir a buscar otro bar, pero sé que no serviría de nada, no tardaría en volver a encontrármela. No sé si es que solo hay un bar en esta ciudad, si realmente me está persiguiendo o si quizá soy yo el que lo hace. Pero me da igual…. Hoy realmente me apetece beber algo. Así que voy a ignorarla y beberme tranquilamente una botella de Jack Daniel´s.
Seria maravilloso si en este bar hubiese algo menos de ruido, si ahí fuera hubiera algo más que kilómetros de desierto hasta la próxima ciudad, si hoy fuese ese día en el que sintiese el valor necesario para enfrentarme de una vez a esa niña...
Pero ya me he acostumbrado a aceptar que no se puede tener todo. Así que hoy me conformo con tener algo, por poco que sea. Y ahora tengo un buen dolor de cabeza y toda una botella, repleta de alcohol, a mi disposición. Cualquier otra cosa que ocurra a mí alrededor, hoy no me importa ni lo más mínimo…
No te tengo a ti, y eso es lo mismo que no tener nada.