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Tu lees porque piensas que te escribo... Eso es entendible. Yo escribo porque pienso que me lees... Y eso es algo terrible.

25 octubre 2011

CARTAS QUE NUNCA...(13)


Al revisar los cajones encuentro la carta. La encuentro donde no debía estar, pero a pesar de eso, la encuentro.
Nada más verla me da por imaginar dos trenes a punto de chocar, y antes de que lo pueda evitar... los trenes chocan. Y uno sale claramente peor parado que el otro. Lo que hace que, a  pesar de que lo intente, no pueda evitar “echar de más” el espacio que sobra en mi sofá y el vacío que queda bajo la manta que cubre mis sesiones frente al televisor.
Lo cual, sé a ciencia cierta, no es más que una estratagema de mi cerebro para evitar pensar; que es a ti a quien echo de menos.
Y debe ser que a mi cerebro no le gusta que le descubran, porque de repente me sorprendo pensando de nuevo en ti y en esa sonrisa que perdí, por la que ahora estaría dispuesto a entrar descalzo al infierno con tal de recuperarla, en tu forma ingenua de mirarme, como si me vieras siempre por primera vez, y en Aladino. Si, en Aladino. Y en esa tarde en el bazar donde encontraste esa lámpara tan parecida a la de los cuentos y yo te sorprendí mirándome de reojo y escondiéndote para frotar la lámpara disimuladamente. Recuerdo como me hice el tonto y dejé que creyeras que no te había visto para no discutir  sobre lo absurdo de esa acción. Pero ahora me sorprendo pensando en si existira la magia, en si existió  o no Aladino, en sí tendría o no una lámpara, y si fuera así si esta seria realmente mágica... Pero sobre todo pienso en cuál sería ese deseo furtivo que pediste aquella tarde.
Mientras mi cabeza discute si hice lo correcto al dejarte marchar, si debiera haber escuchado más a mis latidos y menos a mis razonamientos, y en si debería abrir o no la carta que tengo ante mi... Mis ojos se escapan hacia a la ventana.  Tras ella está la luna. Bien arriba, justo a la mitad. La parte que falta de esta luna, se bien quien la tiene. Como tu hacías, le pido serenidad y armonía, pero no para mí...

“Hola amor mío;
No pasaron ni dos horas desde que bajé del tren y no he podido resistir más el ponerme a escribirte.
Espero que te haya gustado el libro que te deje “El alma de las cosas” Me pareció un titulo taaaan sugerente. Ya se que tu no crees en esas cosas, pero quien sabe, quizás algún día...
Al final como habrás visto solo me he llevado la portada, en vez de la mitad del libro, como te dije que haría para que me echaras aun más de menos, pero no me pareció bien dejarte tan "a medias" y pensé que dado el nombre, era mejor llevarme solo el titulo y dejarte el interior completo, Además. no hubiera estado bien, separar  el alma del libro ¿Porque donde sino en el interior está el alma de los libros?
Aquí mi única ventana a mi mundo por suerte o por desgracia eres tu...Te iré escribiendo y narrando lo q me pasa, como me siento, que tengo y que no. Te ire escribiendo para sentirme algo más cerca de mi mundo, algo más cerca de ti.
Aquí, todo está mal. Pero trato de disimularlo lo mejor que puedo.
Nadie más sabe mis miedos y nadie se da cuenta de, como ahora, como me tiemblan las piernas...
Espero que hagas una excepción y leas esta carta. Nunca entendí tu manía de coleccionar cartas cerradas. Si no me contestas no volvere a escribirte más, pero si lo hicieras al menos esta vez, esta correspondencia puede que nos acerque en alma ya que en cuerpo de momento no puede ser...
Espero que sepas cuanto te necesito. Sé que no puedo ser para ti lo que en algún momento he deseado pero al menos puedo ser esto...”

A la mitad de la carta maldigo haberla encontrado y decido no seguir leyéndola, la arrugo con rabia y la tiro lo más lejos que puedo de mi lado. ¿Por qué diablos no la dejaría olvidada en el cajón, cerrada, como todas las demás cartas?
Ahora no puedo detener mis pensamientos... Los trenes vuelven a atravesar mi cabeza, cada uno con un destino diferente, con un deseo distinto, recorriendo la misma vía, pero en direcciones opuestas. Es solo cuestión de tiempo que terminen  chocandose de nuevo.
Pienso en lo que me cuentas y lamento que este todo mal, pero a la vez pienso que, que bien que este todo mal… Quizás así regreses antes.  Y que, que bien que me necesites, y que, que mal que ahora sea ya tarde.
No consigo decidirme por ninguno de estos pensamientos. Así que pienso en trenes de nuevo,  pero resulta ser peor. 

Quizás lo que pretendías decirme es que con la portada del libro te llevabas el cuerpo y dejabas al alma. Quizás no, quizás es que no he entendido nada y solo sea otro de mis torpes pensamientos.
Pero, definitivamente, pienso que al final si que te llevaste la mitad del libro, o al menos la mitad de mi alma.  
Y no puedo dejar de responder a tu preguntas:
“Desde luego que puede ser "esto". O "eso", o "aquello", o cualquier pronombre demostrativo que se te antoje” 
Ya se que todo esto es absurdo. Y soy el primero en encontrar ridículas mis contradicciones y aun más ridículo el estar contestándote ahora y pensar que por ello, después de tanto tiempo, pudieras estar más cerca de mí. 
Pero bueno… Si en realidad es como tú dices y son nuestras almas las que deben estar juntas, quizás si sirva de algo todo esto, quizás no importe el tiempo que haya pasado, que solo haya leído la mitad de la carta
y que no vaya a mandarte ninguna de estas letras que escribo... Puede que con tan solo abrir tu carta haya bastado y un día de estos, me dé la vuelta y me tope de cara con tu alma. Y entonces por fin todos los trenes desaparezcan,todos menos uno, el que me lleve hacia donde tu estés.
Mientras espero que llegue ese día, prometo intentar no pensar tanto, o al menos, pensar menos en trenes.
Y si, aun así, no lo consigo, probare a pensar en trenes llenos de ventanas, ventanas desde donde se vean historias, historias llenas de mundo... tu mundo.

08 octubre 2011

HISTORIAS QUE NUNCA...(12)

ARENA MOJADA

No recuerdo bien el tiempo que hace que ya que no estás,  he perdido la cuenta de los días que llevo  caminando por este desierto de emociones, dejándome llevar por falsos espejismos aun a sabiendas de que lo eran. Siempre con sed pero sin ganas de beber.
Muchas veces he pensado en el porqué de seguir andando, sabiendo como se, que en este desierto no existe posibilidad alguna de encontrarte... Ni a ti, ni a nadie...
Bajos mis pies, tras de mi, en el horizonte, mire donde mire; solo hay arena, cantidades ingentes de arena ardiente.
Imagino que continuo andando gracias a pequeños auto engaños; haciendo caso a las voces que resuenan en mi cabeza, voces de otros que aseguran que todo desierto tiene su fin, que no hay más que resistir, que al final encontrare agua, que tan solo hay que seguir caminando, hacia delante, hacia el horizonte...
Así que camino sin verdadera voluntad, con la misma rutina de siempre; Me tapo los ojos, para que el sol no me queme y cubro mi piel a conciencia para que el frío de la noche no cale en mí.
Pero el horizonte sigue siendo horizonte y el desierto, desierto. Y lo cierto es que ya me da igual que el paisaje cambie o no, ya ni los espejismos desvían mi mirada y no me desplazo más que, en parte por inercia y en parte por instinto de supervivencia, pero sin ninguna clase de fe, sin tan siquiera ganas de saciar mi sed, sin objeto ni fin.
Pero hoy; hoy casi por casualidad (como ocurre con casi todo lo bueno), en uno de mis descansos, sentado sobre la arena he jugado a enterrar mis manos, a enterrarlas en esa misma  arena que he pisado un millón de veces, la  que cuando el viento se levanta; atraviesa mi  piel sin la mas mínima resistencia como si  mi cuerpo ya no existiera. Esa, esa siempre idéntica arena, hoy ha querido sorprenderme; Mis dedos no han sentido el calor al que estaban acostumbrados, a cambio una dulce humedad los ha acariciado...
Y despacio muy despacio, como si quisiera asegurarme de que no me estaba equivocando, me he dado cuenta de que estaba tocando arena mojada. Apenas puedo creerlo.. ¡Al fin arena mojada! Algo que me parecía ya imposible en este desierto tan árido como mis esperanzas.
Lo sé; No es agua. No debo precipitarme...  Es ¿tan solo? dulce humedad de color dorado que no puedo beber, y aunque pudiera… No debo beber.
Pero al fin algo más que sed. Finalmente se despierta en mí  la voluntad de beber. Una humedad que significa que hay agua y que no debería estar muy lejos. Una tenue promesa de que quizá pronto pueda calmar la sed.
Promesa no ya de que aparezcas de nuevo en medio de una tormenta de arena, si no de que quizá pueda llegar al fin de esta travesía desértica e ilusionarme con algo nuevo.
Un encuentro inesperado, una risa sincera, una piel dorada, un cuello de cisne, una manera de hablar desconocida, una grata sorpresa, una vana esperanza…pero una esperanza al fin y al cabo.
Tras un largo tiempo deleitándome en esta, para mi, nueva experiencia, he desenterrado poco a poco mis manos viendo como la arena resbalaba despacio entre mis dedos. Y, despues de mucho tiempo, mientras sacudía la poca arena mojada restante pegada a mis manos; mis ojos, aun a riesgo de quemarse, se  han atrevido de nuevo a mirar directamente al sol. En ese momento una mueca ha torcido mi boca. No sé si a esa mueca podría llamarle una sonrisa, pero desde luego; es lo más parecido a ello que he tenido en mucho tiempo.

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Nene

06 octubre 2011

HISTORIAS QUE NUNCA...(11)

MI NOVIO ES PERFECTO

Mi novio Antonio; es bueno, atractivo, listo, elegante, romántico, deportista, encantador, cultivado, espléndido, adorable, exquisito, gentil, noble, primoroso, gracioso, agradable, bien parecido, delicado, ingenioso, sutil, apuesto, atento, abierto , acogedor, puntual, cálido, humilde, entrañable, sociable, sincero, valiente, apetitoso… ¡Mmmmm!
Amoroso, dulce, emotivo, sensible, tierno, cuidadoso, amable, receptivo, cautivador, fascinante, sugestivo, gallardo, admirable, garboso, simpático, bueno, caballeroso, entretenido, extraordinario,  portentoso, tierno, tranquilo, dulce, flexible, genial, maduro, lisonjero, incitante, seductor, ameno ,inteligente, lúcido, magnífico, alegre, perspicaz, sobresaliente, templado, agudo, tolerante, despierto, apacible, galante… ¡Es tan mono!  
Y además es; cariñoso, bondadoso, brillante, compasivo, cordial, generoso, humanitario, indulgente, liberal, sereno, magnánimo, inocente, modesto, sencillo, complaciente, inteligente, buen amante, guapo, clemente, gentil, bien  proporcionado, pasional, culto, sagaz, respetuoso, poeta, leal, detallista, distinguido, de buen gusto, guay, divertido, especial y maravilloso. ¡Le quiero tanto!

Pero es que... Pietro está tan bueno y es tan, tan italiano... ¡Que no pude resistirme!

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Nene