Datos personales

Mi foto
Tu lees porque piensas que te escribo... Eso es entendible. Yo escribo porque pienso que me lees... Y eso es algo terrible.

11 febrero 2012

HISTORIAS QUE NUNCA...(15)

EL CORREDOR

Hay cosas que cambian de un día para otro y  otras que por mucho tiempo que pase no cambian. Mi hábito de correr  es una de esas ultimas cosas . Sigo practicando igual que lo hacía en aquellos días, bueno no, como aquellos días  no.
Como siempre, cada día corro sobre la arena de la playa, pero ahora mis pies se hunden algo más en ella, puede que sea  la fijación que carga mi mirada, la esperanza de una promesa sobre los pies o el peso de la memoria entre la piel y los huesos.... O simplemente puede, como tu me dirías con esa forma que tenias de simplificarlo todo, puede que tan solo sea que ahora esté más gordo.
Cada mañana antes de cada carrera,  recorro 60 km en coche hasta una playa desierta de  el ya este país apartado de la mano de Dios, así me aseguro de poder correr sin que nadie me vea. Solo, completa y totalmente solo.
Sé que esto te resultara extraño viniendo de mí, porque bien sabes que hay pocas cosas que me gusten menos que la soledad.
Pero  igual que hay cosas que no han cambiado, otras si lo hicieron. Ahora, en la soledad siento cierto alivio, es como si el hecho que no haya nadie junto a mi explique algo más que tu tampoco estés.
Y por otra parte, esta soledad  hace que no tema  que el dolor atraviese mis gestos se pueda soltar la goma de la careta que siempre llevo. 
Me siento libre… Nadie va a ver el dolor si aparece, nadie va a darse cuenta de cómo estoy por dentro ni por fuera. 
Estas interminables playas no son muy diferentes a  aquellas donde solíamos ir juntos.  Aquellas donde tú te tumbabas a  recibir el sol y  yo corría en dirección opuesta a ti para luego volver una y otra vez…
Recuerdo, igual que se hace recordar  una costilla rota 8cada vez que se respira), como siempre en la ultima vuelta de cada carrera, tu estabas ya de pie esperándome, con los ojos rasgados por tu sonrisa y los brazos abiertos reclamando mi cuerpo cansado y bañado por el sudor.
Sigo sin entender  como era posible que estuvieras todas las veces así,  que supieras siempre cuando iba a terminar… Pero antes de expresarte mi sorpresa una vez más te adelantabas y me abrazabas susurrándome al oído: "Detrás de cada carrera, detrás de cada meta, detrás de todo...Yo siempre estaré ahí esperándote, mi amor"
Ahora mientras corro esas palabras retumban una y otra vez en mi cabeza. Y  corro con ansia, con desazón, con angustia, sin atisbar nunca la meta…
Poco a poco voy notando como mis tobillos viejos y frágiles, igual que una de esas figuras de Lladró que tenia mi abuela en el salón, me  van avisando de que no aguantaran mucho mas el ritmo al que les estoy sometiendo, pero me da igual lo que digan unos estúpidos tobillos,  aprieto los dientes y acelero aun más el ritmo. Corro hasta que mis rodillas duelen por dentro y por fuera, e irremediablemente  terminan por doblarse y hacerme caer. Pero aun así me levanto con rabia y corro un poco más...Corro hasta que las fuerzas me abandonan por completo, corro hasta  sentir el sabor de la sangre al respirar, corro hasta caer rendido sobre la arena.
No importa lo débil o cansado que esté, cada día vengo a intentarlo de nuevo. Cada día consigo correr un poco más. Pero lejos de estar orgulloso, sé que todavía no es suficiente.  Sé que aun estoy lejos de la meta. Y lo sé porque cuando ya no puedo dar ni un paso más y mi falta de aliento me hace pensar que es imposible no haber llegado;  Levanto mi mirada y descubro que no, que no puedo haber llegado al final.  Y lo se porque tú... sigues sin estar ahí.

By:
Nene