MANÍAS
Yo creo que todo el mundo tiene costumbres sin sentido o lo que algunos llaman “manías”, cosas que quizás sean hábitos heredados de sus progenitores. Por ejemplo, mi abuela coleccionaba enormes compilaciones de libros y todo tipo de enciclopedias referentes a cualquier tema (algunas realmente inverosímiles, como la enciclopedia de las enciclopedias), una vez recibidas, las colocaba en la librería y jamás de los jamases volvía a tocarlas.
También puede que sean hábitos adquiridos sin que uno se haya dado cuenta, quizás debido a alguna publicidad subliminal de cuando éramos niños... Tengo un amigo que es una especie de adicto a las tele tiendas, no a comprar los productos que salen en ella, sino a verlas y admirar productos que jamás necesitaría ni usaría, se queda horas y horas ensimismado mirando una y otra vez las presentaciones del mismo producto.
A veces estas manías son algo tan ínfimo que no se ve, otras veces son cosas inconfesables, algunos les llaman supersticiones, otras veces están disfrazadas de hobbies…. Pero el caso es que cuando conozco bien a alguien siempre le termino por descubrir que, de una manera u otra, tienen al menos una absurda costumbre que en realidad no sabe bien porque la tiene o la hace. También es verdad que desde que descubrí este hecho, me apasiona investigar en cada persona que conozco, cuál es ese hábito sin sentido, que seguro que tiene, porque luego cuando lo descubro me ayuda mucho a comprender y entender como es esa persona.
Hasta ahora yo creía conocerme bien y por lo tanto conocer mis “costumbres sin explicación”. Nada tienen que ver entre ellas y estan claramente definidas:
Tengo y utilizo desde hace muchísimos años, decenas de tarjetas de puntos; para el supermercado, las gasolineras, para una joyería, una cadena de droguerías, una cadena de productos de cocina, para hoteles, campos de golf, restaurantes, para tiendas de muebles, de bricolaje, etc… El hecho “extraño o sin explicación” no es tener y utilizar estas tarjetas, sino que en cada una de estas tarjetas tengo puntos acumulados que nunca, en ningún caso, ni de ninguna manera he utilizado. Si hago uso de estos servicios de nuevo o vuelvo a cualquiera de esos establecimientos sigo pagando en efectivo y sigo acumulando puntos. Pero jamás he canjeando los que ya tengo. Muchas veces me he preguntado si colecciono puntos, o lo que en realidad colecciono son “por si acasos” y “quizases”. “Quizás un día los necesite” “Puede que un día me vengan bien” “Por si acaso alguna vez tengo que…” “Quizás guardando más tendré…”
Pero en realidad se que no es eso, que simplemente los guardo sin sentido, ni motivo alguno.
La segunda es aún más extraña, por alguna razón que no alcanzo a comprender, suelo rodearme de violines. No me gusta como suenan, no quiero tocarlos, no me interesan ni su forma ni su historia, pero siempre termino rodeado de ellos.
Estas manías,terminan siendo parte de uno y si se analizan bien, en cierta manera te definen… A pesar de lo racional que creo que soy, que no me gustan las cosas sin sentido y que suelo darle mil vueltas a todo… Uno después de tanto tiempo aprende a conocerse. - Si estas son mis manías pues es que uno será así y ya está-. Así que hace tiempo que deje de buscar más “porqués” y aprendí, también, a aceptarme.
Una vez que uno llega a estas conclusiones ya se suele quedar así para siempre, tus rarezas te acompañan hasta el fin de tus días y te terminan enterrando llenito de puntos y en un ataúd con forma de violín.
Al no ser, claro, que tengas la suerte de que te pase como a mí; Que de repente un día cualquiera, pases delante de un escaparate y te quedes como hipnotizado con una increíble guitarra eléctrica.
Entonces oyes claramente como en tu cerebro algo hace “clic”. Y no quieres saber más de estúpidos violines y te gastas todos los puntos de golpe en ella.
Y piensas si al final resulta que igual sí que había un porqué para guardar los puntos, que puede que los estuvieras guardando justo para este momento. Piensas también, que quizás te rodeabas de violines porque son instrumentos de cuerda también y en cierto modo se parecen bastante a las guitarras, y que tú, ignorante musical, no sabías ni siquiera que existiera algo como la Stratocaster.
Pero claro, si esto es así, y le das respuestas a tus manías o costumbres inexplicables, aquellas que creías que definían tu personalidad y creías que determinaban de alguna manera tus carencias y/o necesidades… Si de repente todo parece encajar, no puedes evitar que se te quede cara de tonto, y te preguntes: ¿Y ahora, quién carajo soy?
Yo creo que todo el mundo tiene costumbres sin sentido o lo que algunos llaman “manías”, cosas que quizás sean hábitos heredados de sus progenitores. Por ejemplo, mi abuela coleccionaba enormes compilaciones de libros y todo tipo de enciclopedias referentes a cualquier tema (algunas realmente inverosímiles, como la enciclopedia de las enciclopedias), una vez recibidas, las colocaba en la librería y jamás de los jamases volvía a tocarlas.
También puede que sean hábitos adquiridos sin que uno se haya dado cuenta, quizás debido a alguna publicidad subliminal de cuando éramos niños... Tengo un amigo que es una especie de adicto a las tele tiendas, no a comprar los productos que salen en ella, sino a verlas y admirar productos que jamás necesitaría ni usaría, se queda horas y horas ensimismado mirando una y otra vez las presentaciones del mismo producto.
A veces estas manías son algo tan ínfimo que no se ve, otras veces son cosas inconfesables, algunos les llaman supersticiones, otras veces están disfrazadas de hobbies…. Pero el caso es que cuando conozco bien a alguien siempre le termino por descubrir que, de una manera u otra, tienen al menos una absurda costumbre que en realidad no sabe bien porque la tiene o la hace. También es verdad que desde que descubrí este hecho, me apasiona investigar en cada persona que conozco, cuál es ese hábito sin sentido, que seguro que tiene, porque luego cuando lo descubro me ayuda mucho a comprender y entender como es esa persona.
Hasta ahora yo creía conocerme bien y por lo tanto conocer mis “costumbres sin explicación”. Nada tienen que ver entre ellas y estan claramente definidas:
Tengo y utilizo desde hace muchísimos años, decenas de tarjetas de puntos; para el supermercado, las gasolineras, para una joyería, una cadena de droguerías, una cadena de productos de cocina, para hoteles, campos de golf, restaurantes, para tiendas de muebles, de bricolaje, etc… El hecho “extraño o sin explicación” no es tener y utilizar estas tarjetas, sino que en cada una de estas tarjetas tengo puntos acumulados que nunca, en ningún caso, ni de ninguna manera he utilizado. Si hago uso de estos servicios de nuevo o vuelvo a cualquiera de esos establecimientos sigo pagando en efectivo y sigo acumulando puntos. Pero jamás he canjeando los que ya tengo. Muchas veces me he preguntado si colecciono puntos, o lo que en realidad colecciono son “por si acasos” y “quizases”. “Quizás un día los necesite” “Puede que un día me vengan bien” “Por si acaso alguna vez tengo que…” “Quizás guardando más tendré…”
Pero en realidad se que no es eso, que simplemente los guardo sin sentido, ni motivo alguno.
La segunda es aún más extraña, por alguna razón que no alcanzo a comprender, suelo rodearme de violines. No me gusta como suenan, no quiero tocarlos, no me interesan ni su forma ni su historia, pero siempre termino rodeado de ellos.
Estas manías,terminan siendo parte de uno y si se analizan bien, en cierta manera te definen… A pesar de lo racional que creo que soy, que no me gustan las cosas sin sentido y que suelo darle mil vueltas a todo… Uno después de tanto tiempo aprende a conocerse. - Si estas son mis manías pues es que uno será así y ya está-. Así que hace tiempo que deje de buscar más “porqués” y aprendí, también, a aceptarme.
Una vez que uno llega a estas conclusiones ya se suele quedar así para siempre, tus rarezas te acompañan hasta el fin de tus días y te terminan enterrando llenito de puntos y en un ataúd con forma de violín.
Al no ser, claro, que tengas la suerte de que te pase como a mí; Que de repente un día cualquiera, pases delante de un escaparate y te quedes como hipnotizado con una increíble guitarra eléctrica.
Entonces oyes claramente como en tu cerebro algo hace “clic”. Y no quieres saber más de estúpidos violines y te gastas todos los puntos de golpe en ella.
Y piensas si al final resulta que igual sí que había un porqué para guardar los puntos, que puede que los estuvieras guardando justo para este momento. Piensas también, que quizás te rodeabas de violines porque son instrumentos de cuerda también y en cierto modo se parecen bastante a las guitarras, y que tú, ignorante musical, no sabías ni siquiera que existiera algo como la Stratocaster.
Pero claro, si esto es así, y le das respuestas a tus manías o costumbres inexplicables, aquellas que creías que definían tu personalidad y creías que determinaban de alguna manera tus carencias y/o necesidades… Si de repente todo parece encajar, no puedes evitar que se te quede cara de tonto, y te preguntes: ¿Y ahora, quién carajo soy?
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Nene
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